miércoles, 4 de junio de 2008

René Magritte

"The son of man" René Magritte

Magritte en Londres


"Decalcomanía" René Magritte


Los cuadros surrealistas cuentan historias. Éste es el motivo por el cual para muchos surrealistas una idea literaria, un comentario filosófico o sobre teoria del arte eran más importantes que la ejecución pictórica. El ejemplo intelectual más impresionante es la obra de René Magritte, un artista belga que siguió las nociones duchampianas en forma pintada. En lugar de trasladar el aspecto de lo surrealista a sus cuadros, construyó enigmas con componentes de la realidad, señalando lo absurdo en el proceso. Los rompecabezas pictóricos de Magritte son juegos intelectuales que al mismo tiempo cuestionan radicalmente la realidad. Su tema no es una invocación de lo incosciente, sino la voluntad de desconcentrar al espectador y su percepción habitual enfrentándonos, anticipado por Lautréamont, a elementos dispares, incompatibles, ajenos los unos a los otros. Así, Magritte pretendía hacernos detener y pensar sobre la naturaleza de la realidad y nuestras suposiciones tácitas respectoa ella, así como acerca del arte y la percepción en general. Magritte admiraba la obra de su ídolo, de Chirico, según dijo, por la "superioridad de la poesía sobre la pintura y los diversos estilos pictóricos" que mostraba. El mecanismo para provocar una transmutación mágica y poética de lo cotidiano y para sacar al espectador de su autocomplaciencia fue la sorpresa. Esto consistió, en sus primeros cuadros "criminalistas", en volver al revés situaciones familiares: en El asesino amenazado, el asesino es la víctima; en La diversión, una chica se come un pájaro; en El sonámbulo, la figura del título camina por una habitación iluminada por un farol. La concepción de Magritte de una interacción entre pintura y poesía, objeto e idea, magia y reflexión se manifiesta claramente sobre todo en las obras en que se niega verbalmente la identidad del objeto reproducido. El más famoso es la pipa pintada con el título Ceci n'est pas une pipe, o Esto no es una pipa. El problema se intensificó y acentuó intelectualmente cuando Magritte repitió el tema cuarenta años más tarde, poco antes de su muerte. Esta vez el cuadro de la pipa con su título negativo estaba colocado en un caballete, dentro de un cuadro más grande que contenía una pipa de mayor tamaño flotando en un espacio vacío. Su irónico título era Los dos misterios. En ambos casos se indica que una pipa pintada no es una pipa real; la pipa flotante en el cuadro posterior hace referencia una vez más a este hecho, pero no es más real o tangible que la pipa original, sino sólo una reproducción bidimensional de ésta.
Similares líneas de pensamiento se manifiestan en los cuadros dentro de cuadros de Magritte, como en el de un levantador de pesas cuya calva es aparentemente idéntica a una de las pesas, o en la tela de La condición humana, en que la vista "real" que se ve a través de una ventana se mezcla con un fragmento pintado de la misma vista colocada en un caballete delante de la ventana. Este efecto de cuadro dentro de cuadro corresponde a un mecanismo ambiguo e irónico que se remonta a la época romántica, el del teatro dentro del teatro, en que la cuestión de la realidad y la ilusión se plantea con la misma fuerza, realmente filosófica.

"Las imágenes hay que verlas como son. Además, mi pintura no implica una supremacía de lo invisible sobre lo visible."

1 comentario:

clodomarko dijo...

excelente.

no hay mas que decir (aunque igual diré más)

te agregué a mi blog, me gusta lo que pones, me gusta lo que escribes, me gusta como lo pones y como lo escribes.

Saludos.